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El escándalo sexual por el que dimitió el fiscal de Nueva York detrás del #Metoo

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Washington DC.-

Escandalo

Eric Schneiderman dirigió la denuncia contra el productor y ejecutivo estadounidense Harvey Weinstein por el caso de abuso sexual contra actrices.

Otro escándalo sexual estremece a Estados Unidos. Esta vez, el fiscal general de Nueva York, Eric Schneiderman, dimitió tras ser acusado de abuso físico y sexual. Tres horas fue el tiempo que transcurrió desde que la revista The New Yorker publicara el testimonio de cuatro mujeres para que Schneiderman dejara su cargo la noche.

Desde 2017, Schneiderman había tenido un papel clave en la política estadounidense. No solo por su compromiso con la lucha contra la violencia de género, sino que también por intentar llevar a la administración Trump ante los tribunales. Según el diario The New York Times, ahora estaba trabajando en una modificación de la ley estatal para que su oficina pudiera procesar a los asesores del Presidente. Asimismo, solo hace tres meses que consiguió abrir un proceso judicial contra la empresa del productor Harvey Weinstein, que fue acusado de mala conducta sexual durante décadas.

“Nunca hemos visto nada tan despreciable como lo que hemos visto aquí”, reprochó el fiscal entonces. De paso, se convirtió en una de las figuras más relevantes del movimiento #MeToo.

The New Yorker publicó el testimonio de cuatro mujeres agredidas por el fiscal. Dos de ellas, la activista Michelle Manning Barish y la autora Tanya Selvaratnam, dijeron que durante sus respectivas relaciones, éste las estrangulaba y golpeaba mientras mantenían relaciones sexuales, además de someterlas a abusos verbales. Ambas coincidieron en que Schneiderman las amenazó con matarlas y Selvaratnam aseguró que el fiscal le advirtió de que podía hacer que la siguieran y espiaran el teléfono. También explicó a la revista que el acusado la llamaba “esclava morena” y en una ocasión la obligó a decir que ella era de “su propiedad”.

El ahora exfiscal de Nueva York informó de su decisión en un comunicado público en el que reconoció que las acusaciones recogidas en The New Yorker le pueden impedir realizar su labor “en este momento crítico”. En el comunicado, Schneiderman, del Partido Demócrata, negó las “graves acusaciones” y aunque explicó que no tenía nada que ver con su conducta profesional, optó por dejar el cargo inmediatamente.

“Si bien estas acusaciones no están relacionadas con mi conducta profesional, efectivamente me impedirán dirigir el trabajo de la oficina dijo. “Por lo tanto, renuncio a mi puesto”, añadió.

También admitió, a través de su cuenta de Twitter, que había disfrutado con “juegos eróticos”, pero “que se trataba de fantasías sexuales de mutuo acuerdo”.

Jennifer Cunningham, la ex mujer de Schneiderman, fue la única que salió en su defensa, señalando que las acusaciones son “completamente inconsistentes”.