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Lunes, 2 de Diciembre del 2024
| 1:39 am

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Manos libres de “cueritos” en cinco pasos


Mezcla tu crema común con azúcar morena, aplícala en tus manos y déjala tres minutos. Mantén hidratadas tus manos.

Se dice que “Las manos son nuestra carta de presentación”. Nos mantenemos al tanto de las últimas tendencias de decoración en las uñas y de tratamientos de belleza para mantenerlas siempre perfectas. Sin embargo, los nervios y la ansiedad nos pueden jugar malas pasadas.

Deshazte de los abominables padrastros. Como una forma de controlar las emociones o simplemente un acto involuntario, recurrimos a las manos para liberarnos del estrés del día, los ataques de ansiedad o los cuadros ligeramente depresivos.

Somos las únicas culpables de aquellos cueritos o mejor conocidos como padrastros en las manos. Lo que no sabemos es que no solo son un punto negro estéticamente hablando, también pueden ser causantes de infecciones en las manos y la boca.

Pero, el contacto permanente con la saliva no es la única causa de los padrastros, realizar con frecuencia labores como, por ejemplo, carpintería, pueden resecar la piel.

“Tips” para que no escondas tus manos nunca más

1. Cortemos el problema de raíz. Si eres muy ansiosa, trata de tener a la mano algo que puedas masticar, que no sean tus manos. Un chicle es una buena opción.

2. Corta los padrastros siempre con un cortacutículas, no con la boca. Retira los cueritos con la mayor suavidad posible y en la misma dirección de su crecimiento.

3. Mantén hidratadas tus manos. Mezcla tu crema común con azúcar morena, aplícala en tus manos y déjala tres minutos. Masajea, haciendo especial énfasis en las cutículas.

4. ¿Alternativas naturales? ¿Por qué no?: Frota ajo en cada dedo o usa una base con olor y sabor desagradables (la puedes conseguir en el mercado). Lo pensarás dos veces antes de meterte las manos a la boca.

5. Nuestro amigo el ‘manicure’: Si tomamos el hábito de agendar una cita cada 8 o 15 días en el salón de belleza, las manos se mantienen hidratadas y las uñas perfectas. De hecho, psicológicamente, vernos las manos bonitas nos incentiva al autocuidado y no al autocanibalismo.