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Lunes, 2 de Diciembre del 2024
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Tres claves para el debate sobre la reforma migratoria

Por: María Ponce

La aplicación de la ley se encuentra en niveles históricos, la ciudadanía es un tema primordial y la política del Partido Republicano favorece la acción inmediata.

Washington DC.-

En la rápida discusión sobre la reforma migratoria, he aquí tres claves del actual debate:

1. A pesar de la retórica republicana, la aplicación de la ley migratoria y la seguridad en la frontera ya están al máximo: aquí van los hechos: el presidente Obama ha presidido un elevado récord de deportaciones; el gobierno de Estados Unidos gasta 18 billones de dólares al año en seguridad migratoria, más de lo que gastan las otras agencias federales juntas; la Patrulla Fronteriza se ha duplicado en los años recientes a un elevado récord de 21,000 agentes; y la inmigración no autorizada hacia Estados Unidos es nula.

Sin embargo, los republicanos están desempolvando los viejos puntos de discusión de “seguridad fronteriza primero” pretendiendo que actualmente se carece de ello. Tal vez deberían ver las cosas desde el punto de vista de los inmigrantes (consulte aquí para conocer algunas de las trágicas historias de familias separadas por las deportaciones).

La seguridad fronteriza solamente ha sido la única estrategia de Estados Unidos durante dos décadas. Si somos serios acerca de modernizar el sistema de tal modo que sirva a los intereses de nuestra nación y refleje nuestros valores, la seguridad debe ir acompañada de una vía a la ciudadanía y reformas legales a la inmigración. No crean en el mantra republicano de una frontera fuera de control y una leve aplicación de la ley.

2. La ciudadanía para los indocumentados se mantiene como el componente esencial del debate migratorio: en el corazón del debate sobre la reforma se encuentra cómo enfocar la pregunta: “¿Qué hacer con los 11 millones de inmigrantes indocumentados que viven y trabajan en Estados Unidos?” “¿Deportación masiva?” No funciona y no es estadounidense. “¿Autodeportación?” Está ligada a la elección de 2012 y rechazada por el pueblo estadounidense.

¿Entonces qué? La única solución que es consistente con nuestros ideales y que es favorecida por la gente es un programa de legalización incluyente que lleve a una alcanzable vía a la ciudadanía. Nuestras pasadas experiencias con una permanente subclase deberían dejar claro por qué tal enfoque no es consistente con lo que somos como nación.

Afortunadamente, algunas voces republicanas entienden la importancia de la ciudadanía. En un artículo publicado en la revista Politico, titulado “La Cámara Baja Republicana no puede ignorar la vía a la ciudadanía”, el expresidente de esa cámara, Dennis Hastert (R-IL), hace un llamado por una “legalización de aquellos que ya están aquí, muchos de los cuales han estado por una década o más.

Además, deberíamos proveerles la vía a la ciudadanía tanto como cualquier otro inmigrante la tendría”. Vea este memo reciente sobre la opinión pública que apoya la ciudadanía por encima de otras opciones.

3. Las realidades políticas para el Partido Republicano exigen acción inmediata, no para más tarde: la transformación demográfica de Estados Unidos es indetenible, y hasta que los republicanos recompongan su imagen con “la coalición de los que van en ascenso”, su estrategia de sólo blancos desencadenará la tragedia.

Mientras algunos están ofreciendo un argumento pobre de “esperar hasta el próximo año” –como si los republicanos del próximo Congreso fueran a hacer algo por la reforma migratoria después de haberla bloqueado en 2014, los demócratas les fueran a hacer concesiones en la carrera hacia 2016 y la primaria presidencial fuera a ser presionada a la derecha al estilo Mitt Romney en 2012—, analistas inteligentes están presentando buenos argumentos para que los republicanos hagan algo por la reforma este año (lea a E.J. Dionne, Greg Sargent, al escritor conservador Matt Lewis y una vez más Dennis Hastert).