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Lunes, 2 de Diciembre del 2024
| 10:49 am

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¿Quién escucha a los inmigrantes?

Por: Luisa Fernanda Montero
Washington DC.-

“El que no habla Dios no lo oye” dijo el activista Eliseo Medina en los micrófonos de “Bienvenidos a América”, días antes de que se llevara a cabo otra serie de eventos y marchas en pro de la aprobación de una reforma migratoria integral que legitime la presencia de millones de indocumentados en el país. Lo malo es que a los inmigrantes al parecer nadie los oye. Las marchas, cada vez menos concurridas, ocurren sin mayor estridencia en las grandes capitales ante los ojos impávidos y los oídos sordos de quienes tienen el poder en sus manos.

Mientras tanto, continúan las deportaciones que, como es sabido, han alcanzado cifras record bajo la égida del presidente Barack Obama, quien al parecer tampoco tiene oídos para los pedidos de los millones de inmigrantes que, en vano, han esperado de él una mirada compasiva y una acción firme a su favor.

“Yes he can” – “Si, él puede”, ha dicho en una editorial el New York Times, señalando que si el presidente Obama realmente está comprometido con lo que ha dicho sobre desear un país cuyo sistema de inmigración refleje los valores americanos, ayude a la economía y beneficie a los millones de individuos en lista de espera, tendrá que hacer algo al respecto, pronto. El prestigioso diario neoyorquino dice –como lo hemos hecho en estas líneas- que es frustrante ver como sus promesas de llegar a una reforma migratoria se han convertido en manifestaciones de impotencia y acusaciones.

“Todo lo que el señor Obama ha estado diciendo últimamente es: No, de hecho, no podemos porque los republicanos y el congreso no lo permiten”, dice el New York Times, y es verdad.

Sí, es cierto que el ejecutivo se ha venido dando golpes contra una muralla de hierro en lo que al congreso se refiere, pero, su extrema estrategia de deportaciones y opresión sobre la gente que prometió defender, no es coherente. La administración Obama ha sacado de Estados Unidos en los últimos cinco años cerca de dos millones de personas a un ritmo inusitado y sin colorearse; con la intención, se ha dicho, de ganar el apoyo republicano en la causa final de alcanzar la reforma; pero eso, no ha funcionado.

La represión solo ha logrado expandir el miedo y la desconfianza en las comunidades inmigrantes que siguen esperando lo que cada vez parece ser más difícil que un milagro. Y es que hasta ahora, por ejemplo, la política Obama ha logrado que más de 5,000 niños terminen bajo la protección del gobierno, en programas de “Foster care”, tras la deportación de sus padres.

¿La acción ejecutiva que beneficio a los llamados “dreamers” podría ser emulada en favor de otros grandes grupos de inmigrantes que cumplen con los requisitos de honestidad y carácter moral? La respuesta la tiene el presidente Obama. Mientras tanto las deportaciones continúan, los reclusorios para inmigrantes siguen llenos -¡que buen negocio!-, las familias siguen separándose, el miedo sigue dominando las vidas de seres humanos honestos y sus pedidos, al parecer, no los oye ni Dios, ni nadie.