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Lunes, 2 de Diciembre del 2024
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El Obispo de Arlington Monseñor Michael F. Burbidge emite una declaración sobre la violencia en Charlottesville

Por: José Angel Aguirre
Arlington, Virginia.-

Monsenor Michael F. Burbidge

Después de enviar varios “Tweets” tuits durante el &n de semana en respuesta a la violencia en Charlottesville, Monseñor Michael F. Burbidge, Obispo de Arlington, emitió la siguiente declaración.

Después de enviar varios tuits durante el &n de semana en respuesta a la violencia en Charlottesville, Monseñor Michael F. Burbidge, Obispo de Arlington, emitió hoy la siguiente declaración: Ver la violencia en Charlottesville fue triste y desalentador. Cuanto más leíamos sobre la manifestación de racismo, fanatismo y superioridad autoproclamada más parecía que estuviéramos viviendo en una época diferente. Se ha logrado tanto progreso desde el movimiento en pro de los derechos civiles, pero aun así, hay algunos que se aferran a creencias equivocadas y malé&cas sobre lo que hace de los Estados Unidos de América un país único y extraordinario.

Cualquier debate sobre este delicado tema debe comenzar por condenar toda forma de fanatismo y odio. Para los cristianos, cualquier manifestación de odio, sin importar contra quién se dirija, es una ofensa—un pecado—contra el Cuerpo de Cristo. Cada ser ha sido creado por Dios y ha recibido de Él su amor inquebrantable. Quienquiera que trate a una de esas creaturas con falta de respeto, desprecio o violencia, ofende no solamente a esa persona, sino también a su Creador.

Cuando presenciamos un comportamiento destructivo, como el racismo o el odio, naturalmente podríamos responder con ira justi&cada, pero no debemos responder con nuestra propia forma de odio. El odio por quienes nos odian no nos ofrece ninguna posibilidad de conversión auténtica ni de verdadero crecimiento como hijos e hijas de Dios.

Debemos dar gracias de vivir en un país donde la libertad de palabra y de reunión se valora y protege en una constitución. Por ejemplo, este derecho protege la expresión religiosa. Al mismo tiempo, a las personas que tienen una intención malévola y una mentalidad retrógrada, estos derechos también les ofrecen la oportunidad de demostrar y compartir sus creencias.

Debemos preguntar qué hacemos ahora, especialmente después de presenciar el ejercicio indebido de nuestros derechos hasta el punto de causar actos de violencia que han dejado a muchos heridos y a una joven muerta. Debemos encontrar unidad como país. La unidad no signi&ca que todos debemos creer en las mismas cosas.

Asimismo, la libertad para expresar diferentes puntos de vista u opiniones no signi&ca un rechazo de nuestra unidad como familia de Dios. La Iglesia Católica está arraigada en principios fundamentales que nos hacen auténticamente católicos, pero aparte de esos principios, hay asuntos que permiten el debate y la deliberación, lo cual es normal dentro de cualquier familia.

Nuestro país es el mismo en muchos aspectos. Debemos estar unidos por un interés común en la libertad, la autodeterminación y el amor de nuestro prójimo. Además de esos principios uni&cadores, habrá desacuerdos y creencias diferentes. Sin embargo, nuestra unidad está en nuestros valores comunes y, tal vez lo más importante, en el respeto que demostremos los unos por los otros. Si no nos respetamos los unos a los otros, aun en situaciones de desacuerdo categórico, veremos más violencia y discordia en esta gran nación.

En este momento, hago un llamamiento a todos los católicos de la Diócesis de Arlington a acogerse a la patrona de nuestra nación, a María bajo la invocación de la Inmaculada Concepción, y a San Miguel Arcángel, y a rezar por la unidad, el respeto y la paz en nuestras comunidades.

La Diócesis de Arlington acoge a una población aproximada de más de 600.000 católicos residentes en 21 condados y siete ciudades del centro y norte de Virginia. Los feligreses practican su fe en 70 parroquias y cuatro misiones y más de 17.500 estudiantes asisten a 45 escuelas católicas de enseñanza preescolar, primaria y secundaria.