1. Skip to Menu
  2. Skip to Content
  3. Skip to Footer
Lunes, 2 de Diciembre del 2024
| 4:47 am

Síguenos en Las Americas Newspaper Facebook Las Americas Newspaper Twitter Las Americas Newspaper Google Plus

Cáncer que corroe nuestra sociedad

Por: Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Washington DC.-

El sociólogo, a diferencia de un sicólogo, no toma al individuo como el objeto de estudio para entender los problemas de un país, sino trata de entenderlos a través de un estudio metódico de la sociedad. Para un sociólogo, la sociedad es el cuerpo vivo de los experimentos, de las cirugías y de todos los procesos “médicos” que ayudan a restablecer la salud de la gente.

En base a los que cotidianamente observamos desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, podemos aseverar que nuestra sociedad está convulsionada, polarizada y fragmentada. Por consiguiente, la sociedad estadounidense está enferma desde “los pies hasta la cabeza”. Esta enfermedad empieza a corroer su tejido social, su sistema político y económico. El cáncer benigno que detectamos unas décadas atrás ahora se ha convertido en un cáncer maligno.

Los sociólogos funcionalistas nos dicen que la sociedad es como el cuerpo humano, el cual consta de un sistema arterial, óseo, etc., y de órganos indispensables (corazón, hígado, etc.) para su subsistencia. Todos y cada uno de estos sistemas y órganos tienen un funcionamiento específico para el desarrollo normal del cuerpo. Si a uno le va mal o deja de funcionar, el cuerpo humano se reciente. Si hay un cáncer, todo el cuerpo desfallece gradualmente.

Del mismo modo, la sociedad está compuesta de sistemas (político, económico, etc.) y órganos vitales (grupos sociales) para sus subsistencia. Si los grupos sociales no funcionan adecuadamente, la sociedad empezará a debilitarse. Si unos grupos cancerosos (racistas, xenófobos, extremistas, etc.) logran afianzar su ideología en nuestro sistema, entonces permearán a los grupos y personas más débiles de la sociedad. Si el cáncer social se recrudece y domina, entonces ocurrirá lo que pasó en Alemania, durante el periodo de Adolfo Hitler.

En este sentido, si nos ponemos a pensar sobre los problemas que aquejan a nuestra sociedad, nos interesa entender el comportamiento de la gente y de los grupos sociales (latinos, africanoamericanos, europeosamericanos, las mujeres, la coalición LGTB, los sindicatos, grupos de interés, partidos políticos, etc.) Donald Trump evidentemente es un problema serio y es el reproductor de los males que aquejan al país.

Trump, sin embargo, no es el origen del cáncer que nos destruye. Esta enfermedad maligna son precisamente esos grupos sociales extremistas, cuya ideología empieza a dominar el sistema político, económico y administrativo del país.

Hoy, más que nunca necesitamos de la unidad de los “buenos” miembros de la sociedad. Inicialmente debemos dejar de ser apáticos, luego adquirir conciencia ciudadana y finalmente movilizarnos a través de los procesos que nos ofrece la democracia. El voto es la medicina que repele el cáncer.