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Lunes, 2 de Diciembre del 2024
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Guerra con Corea del Norte

Por: Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Washington DC.-

En su primera aparición en la Organización de las Naciones Unidas, Donald Trump no solamente hizo el ridículo, sino que demostró que tiene muy poco entendimiento en temas de diplomacia y estrategias políticas internacionales.

Ceasar Sereseres, especialista en estudios internacionales y profesor de la Universidad de California Irvine (UCI), comentaba en sus clases dinámicas de relaciones internacionales que “al enemigo nunca se lo acorrala, menos ponerlo en la esquina donde no tiene ninguna escapatoria”.

“Al enemigo”, complementaba quien fuera mi profesor y años después un entrañable colega mío, “hay que darle una vía para que pueda salir de su atolladero, y permitirle escapar sin que se haga daño a sí mismo, sin que haga daño a los demás y sin que su dignidad sea totalmente agraviada”.

Donald Trump puso al presidente norcoreano Kim Jong-un precisamente en una esquina sin salida, sin una vía real por la cual pudiera salir sigilosamente. Frente a los mandatarios del mundo dijo: Estados Unidos va a defender su Seguridad Nacional y la de sus aliados al punto de “destruir totalmente a Corea del Norte”.

Asimismo, el egocentrismo y la vanidad de Trump fue tanta que etiquetó a líder norcoreano con el nombre de “hombre bomba” y se atrevió a predecir abiertamente que Kim Jongun está en camino de “una misión auto-suicida y busca la destrucción de su propio régimen militar”.

Con esas palabras, el problema de Corea del Norte alcanzó otro eslabón más peligro en el mundo. Corea del Norte no es Siria, ni mucho menos Cuba u otro país antagónico a los intereses de Washington. Corea del Norte tiene bombas nucleares y tiene un sistema de transporte aéreo atómico que potencialmente le permitiría alcanzar tierras tan lejanas como el Continente Americano.

Por otra parte, Corea del Norte tiene la capacidad de respuesta si es el gobierno de Trump decidiera realizar un ataque preventivo contra las bases militares nucleares norcoreanas. Este país tiene una población de más de 25 millones de personas, de los cuales 25% han sido entrenados para la guerra y están listos a dar la vida por su patria.

Los norcoreanos tienen un rencor acérrimo a los Estados Unidos. Desde niños los instruyen que los “yanquis” son culpables de sus pesares. Es un adoctrinamiento funesto y reprochable. Sin embargo, esa es la única realidad que conocen los norcoreanos.

No hace nada bien hablar fuerte, recio y alevosamente frente a los dignatarios del mundo. Trump tiene una bocota que puede producir una guerra que no sería tanques y/o fusiles, sino una guerra de las armas más letales que pudieran poner en riesgo la existencia humana.