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Miércoles, 4 de Diciembre del 2024
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La CIA practicó torturas “más brutales” de lo admitido tras el 11-S

Washington DC-

CIA torturas

La senadora demócrata por California y la presidenta del Comité de Inteligencia del Senado Dianne Feinstein se dirige a los medios de comunicación en la sede del Senado en Washington DC., el martes 9 de diciembre de 2014.

La Agencia Nacional de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) llevó a cabo prácticas de interrogatorio “más brutales” de lo que había admitido en los años posteriores a los ataques del 11-S y además sus resultados no fueron efectivos. Así lo indica el informe del Comité de Inteligencia del Senado de EEUU divulgado tras cinco años de investigaciones sobre ese asunto. El documento analiza el uso de polémicos procesos de interrogatorio a sospechosos y miembros de la red Al Qaeda retenidos en instalaciones secretas en Europa y Asia en los ocho años posteriores a los atentados del 11 de septiembre de 2001 (11-S).

Según el estudio, los detenidos tras los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York sufrieron prácticas como la privación de sueño durante más de una semana y la amenaza continua de que no iban a salir vivos de la custodia a la que estaban siendo sometidos. Entre otras cosas, el texto indica que, con la aprobación del personal médico de la CIA, al menos cinco de los prisioneros fueron sometidos a procedimientos “médicamente innecesarios” de “alimentación rectal” o “hidratación rectal” y otros tantos a baños de hielo.

“Uno de los interrogadores le dijo a otro detenido que nunca irían a juicio” porque no podían “dejar nunca saber al mundo qué les habían hecho”, relata el informe. “Agentes de la CIA también amenazaron al menos a tres detenidos con hacer daño a sus familias, incluyendo a los hijos de un detenido, y con abusar sexualmente de la madre de otro y ‘rajarle la garganta a su madre’”, detalla el texto.

El informe del Senado describe, asimismo, las prácticas de asfixia simulada practicadas al reconocido como cerebro del 11-S, Khalid Shaikh Mohammed, así como a otros detenidos, definidos como “series de ahogamientos” que en muchas ocasiones les producían vómitos.

La senadora demócrata Dianne Feinstein, presidenta del comité, presentó ante el pleno de la Cámara alta el estudio. Feinstein dijo que “nunca hubiera sido un buen momento para publicarlo”, dado su contenido y la inestabilidad internacional en zonas como Oriente Medio, pero insistió en la necesidad de que sea utilizado “para restablecer los valores del país”. De hecho, el Pentágono y el Departamento de Estado de EE.UU. instruyeron la semana pasada a sus puestos en todo el mundo para revisar su seguridad por la posibilidad de “agitación” a raíz de la divulgación del informe.

La legisladora, que dirigió la redacción del texto, explicó que “ningún agente de la CIA, ni directores de la CIA” informaron al entonces presidente de EE.UU., George W. Bush, sobre las técnicas que realmente estaban poniendo en práctica. Las conclusiones del informe “dejan claro cómo este programa era moral, legal y administrativamente un error”, agregó la senadora.

Ante la publicación del informe, el presidente de EE.UU., Barack Obama, insistió en que las prácticas de tortura durante la conocida “guerra contra el terror” no ayudaron a los “esfuerzos contra el terrorismo” ni a los intereses de seguridad nacional del país. El documento “refuerza mi opinión de que estos duros métodos no sólo fueron incoherentes con nuestros valores como nación, sino que no fueron de servicio a nuestros esfuerzos generales contra el terrorismo ni nuestros intereses de seguridad nacional”, aseveró Obama.