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Miércoles, 4 de Diciembre del 2024
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Salvando el barco del GOP

Por: Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Washington DC.-

El barco, en cuya proa lleva el nombre de GOP, está a punto de hundirse antes de llegar a su destino final. Desde que inició su viaje corto –desde New York hasta Washington—, su capitán, un tipo que nunca ha maniobrado en las aguas turbulentas del Océano Atlántico, ha conducido erráticamente el timón, mintiendo a su tripulación y dando golpes a todo quien ha tratado parar su irracionalidad enfermiza.

El barco GOP está que se hunde. Algunos pasajeros que confiaron en las promesas de su capitán ahora buscan airadamente los botes salvavidas como una opción real para, porlo menos, regresar al punto de partida. Otros, los que no encuentran un artefacto flotante, saltan desesperadamente desde la cubierta hasta las aguas profundas del océano Atlántico.

Lamentablemente, existe también gente en la tripulación –entre millonarios, profesionales y personas de respetada alcurnia social— que no quieren reconocer el estado precario del GOP en el altamar del Atlántico. Esta gente, a pesar de que constantemente critican la ineptitud de su capitán, su falta de cordura con la tripulación, no hacen el menor intento para abandonarlo.

Mucho más lamentable es el apoyo ciego de los marineros del capitán. No les importa que en su travesía a Washington este señor de cabello rojizo y vestimenta de seda haya insultado a las mujeres, llamándolas marranas gordas y dándoles otros nombres despreciables. Su actitud frente a las personas discapacitadas y otras minorías étnicas que se encuentran en los camarotes del navío es también de criticar. En esta edad, cuando los derechos de las personas discapacitadas son más respetados que nunca, el capitán del GOP tuvo la desfachatez de insultar a un joven profesional ilustre destacado en los medios de comunicación.

Durante el trayecto de su viaje, no ha hecho más que mancillar a los trabajadores domésticos del barco y ha prometido desplomarlos a las profundidades del mar si es que no abandonan voluntariamente en pequeños veleros. A este capitán no le importa pelearse con las personas más célebres de la tripula ción, como héroes de guerra y personas negociantes de otras tierras, como también servidores públicos del país.

El capitán del GOP ha perdido los estribos. Esta semana, en frente de toda la tripulación, invocó airadamente el asesinato de uno de las personalidades más ilustres de la nación.

Todavía es tiempo para recuperar el barco GOP. Es cuestión de que los ingenieros de la tripulación, los oficiales marinos y otros comandantes finalmente detengan la irracionalidad de este capitán. Es necesario despojarlo de su poder, quitarle su voz de mando, abandonarlo y ubicarlo en un pequeño velero para devolverlo a su lugar de origen.

El GOP siempre fue un gran navío. A pesar de que mucha gente no conjuga con su ideología, todavía reconocen el valor y las grandes hazañas que ha logrado en el pasado. Otros capitanes en el pasado fueron impulsores de la destrucción del esclavismo y fueron también promotores del nuevo modelo económico mundial a inicios de la década de 1980.

Al GOP hay que salvarlo. Los únicos que pueden hacerlo son sus propios dirigentes. Nadie más puede.