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Lunes, 2 de Diciembre del 2024
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Uniendo corazones

Por: Víctor Corcoba Herrero/ Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Uniendo corazones

Ante tantas trágicas realidades que nos circundan, debemos unir nuestros corazones,pues nadie puede lavarse las manos ante nada si no quiere ser cómplice. Precisamente, si hoytriunfa tanto la falsedad, es por ese espíritu de complots, puesto que la verdad siempre triunfapor sí misma. Fruto de esa autenticidad humana, nace la unión, que es la que nos hace fuertes.

Alos hechos me remito. Si Irán está sujeto al régimen de verificación nuclear más estricto delmundo, es debido a un Plan de Acción Integral Conjunto, lo cual representa un logrosignificativo en materia de control. Es notorio que no hay otra manera de avanzararmónicamente que sumando fuerzas. No es de recibo, entonces, mirar hacia otra parte yexpresar nuestra ignorancia o nuestra inocencia. Está visto, que todos podemos hacer muchomás por todos, a poco que lo intentemos, y salgamos de nuestra hipocresía, afrontando multitudde problemas que son comunes y cuya solución ha de ser global.

Yo creo que el mundo ha de universalizar los compromisos para la construcción de unasociedad pacífica, orientada a la libertad, a la justicia y a la solidaridad. Nos hemos globalizado,pero ahora nos falta ese coraje vinculado de hacer mundo, conviviendo más y mejor, desde elrespeto más íntegro hacia cualquier ser vivo. También la cobardía es un consentimiento que nopodemos admitir. No olvidemos que estamos llamados a ser ciudadanos de alma, con lo queesto supone, para nuestra hoja de servicios en este paso por el planeta, de auxilio permanente yde guardia constante.

Para ilustrar esta lucha, sólo habría que pensar en los más de 40 millonesde personas, hombres, pero sobre todo mujeres y niños, que sufren la esclavitud. O en lamultitud de aves migratorias a las que les hemos usurpado sus propios corredores aéreos y sushábitats, por esa falta de cooperación a nivel internacional.

Con demasiada frecuencia, olvidamos que nuestra identidad cultural como especie pensante, está profundamente arraigadaa nuestro entorno biológico. Ante estas situaciones que nos fragmentan, hemos de pensar en cómo hemos detransformar el mundo. Aun nos hacen falta derribar muchas barreras raciales. La desigualdadentre géneros tampoco ha disminuido.

Pensemos que lo único que nos da solidez son laspruebas de amor, entendidas éstas, como actos de generosidad que todos, al fin necesitamos,cuando menos para ser felices, pues únicamente podemos serlo, al descubrir en el otro nuestrapropia placidez. De ahí, lo importante que es una prosperidad mundial que no deje a nadie atrás.Indudablemente, hacen falta otras políticas proactivas de mayor apertura de horizontes, capacesde ensamblarnos y no de enfrentarnos, esto último como viene sucediendo. Por eso, es fundamental que la comunidad internacional, con sus líderes a la cabeza,incorporen a la vía diplomática del diálogo, un nuevo entusiasmo capaz de aglutinar todas lasvoces. Pactar con el corazón y la mente es el más níveo de los compromisos.

Dejemos, portanto, que la humanidad se aliente a sí misma y por si misma. Ojalá hallemos el aguantenecesario y la paciencia debida, para no caer en ese afán dominador o en esa imagen social deacaudalado. Como decía Madre Teresa de Calcuta (1910-1997), misionera de origen albanésnaturalizada india, “el que no vive para servir, no sirve para vivir”. ¡Qué gran axioma!