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Lunes, 2 de Diciembre del 2024
| 6:56 am

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¡¡Teniendo fe en lo imposible!!

AbrahamDios le estaba dando a Abraham una promesa (que lo había puesto por padre de muchas gentes) cuando en realidad Abraham no tenia ni un solo hijo. Es aquí donde uno decide creerle a Dios o no, ” Es pues la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1) Los hijos de Dios no debemos de caminar por lo que se ve, sino por lo que no se ve lo que no era (los fuertes vientos, y la tempestad) como si fueran. En la vida de ellos era imposible que ellos pudieran tener hijos, pero es aquí precisamente donde entramos en el mensaje de hoy; Creyó Abraham a Dios.

Hay veces en nuestras vidas que también como Abraham y su esposa confrontaban adversidades, para que lo que ellos querían se cumpliera, así también en nosotros también hay adversidades para que no obtengamos lo que nosotros necesitamos, pero hoy el Dios de Abraham, de Isaac, y de Jacob te dice: “Atrévete a llamar lo que no es como si fuese”. Por medio de la Fe Abraham, llamo lo que no era como si fuera, y es cuando él obtuvo su recompensa. (Isaac) Hay veces en nuestras vidas nos encontramos con circunstancias que nos son adversas, aquí necesitamos creerle a Dios para así nosotros también poder llamar lo que no es como si es.

Un evangelista fue a una iglesia a predicar, allí se encontraba un niño de 10 años, y le pregunta el predicador al niño: ¿Quién es tu papá? Mi papa es el mejor pastor de todo el mundo, contesto el niño. Escuchando el pastor de la iglesia al niño, le dice: Niño no digas mentiras, la verdad es que tu papa es un borracho que duerme debajo de un puente. Pero pastor, dice el niño: Usted nos ha predicado que debemos de llamar lo que no es como si es, es cierto que mi papa es un borracho, pero yo creo que el un día será el mejor pastor del mundo.

Mientras tanto el niño todos los días le llevaba a su papa comida y le decía: Papa come porque necesitas fuerzas para predicar, y así pasaron los años y un día, llego aquel predicador a una iglesia grande y muy hermosa, y volvió a ver a aquel niño, nomás que el ya no era un niño sino un joven, y le pregunta el evangelista al niño: ¿Que haces aquí en esta iglesia? Mi papa es el pastor de esta iglesia, le contesta el joven.