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Lunes, 2 de Diciembre del 2024
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Fanatismo ideológico

Periodista

Por: Humberto Caspa, Ph.D., Profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Las horrendas ejecuciones de grupos islamistas radicales en la frontera sirio-iraquí incita a pensar y cuestionar: ¿Qué es lo que les hace obrar de manera tan irracional? ¿Será que cortar cabezas y otro tipo de violaciones inconcebibles son parte de la esencia humana? Por supuesto que no. Sobre la esencia del ser humano escribieron muchos filósofos.

Por ejemplo, Thomas Hobbes decía que el conflicto y el egoísmo son características innatas de la esencia del hombre, mientras que Jean Jacques Rousseau pensó algo diferente: “El hombre nace bueno, pero la sociedad lo corrompe”.

Hobbes vivió en carne propia una guerra cruenta de 30 años (1618- 1648), que inició como un conflicto religioso de católicos contra protestantes. Luego se convirtió en una guerra por el poder y el dominio de Europa. El capítulo de la Guerra de los 30 años terminó con el Tratado de Westfalia (1648), lo que conllevó a la creación oficial de los Estadosnación.

Entonces Europa vivió un periodo largo de paz –con guerras intermitentes— hasta que estalló la Primera Guerra Mundial en 1914. Por su parte, Rousseau no tomó parte de la Revolución Francesa, pero su obra, El Contrato Social, fue el elemento principal para que los franceses destruyeran el sistema feudal y la vida mundana de la aristocracia.

Estos dos filósofos se ocuparon a estudiar al individuo para entender a la sociedad moderna y al Estado-nación. Nosotros, por el contrario, tenemos que descifrar a la socie- dad, estudiar al Estado y especialmente analizar a sus estructuras para entender aquellos aspectos mundanos del individuo.

En este sentido, los actos descabellados de los degolladores del “estado islámico” de Irak se atribuyen a la falta de estado de derecho, a la debilidad del sistema político y también a la fortaleza que han ido adquiriendo las estructuras ideológicas de las sociedades islámicas.

Cuando la religión o cualquier ideología pasa de la moderación al fanatismo exacerbado, entonces se convierte en un arma letal destructora. En la Edad Media, periodo en que la Iglesia fue dominante en Europa, se cometieron las violaciones más crueles contra el individuo.

Más recientemente, el régimen Alemán de Hitler, creyente ideológico de la “raza” pura, ordenó la matanza de millones de judíos y de otras etnias minoritarias consideradas impuras.

América Latina también está propensa a los fanáticos idealistas. En el momento en que el Sendero Luminoso del Perú adoptó un leninismo-maoísta radical en la década de 1980 creó inseguridad y cometió violaciones de lesa humanidad contra sus propios conciudadanos. Actualmente en Colombia, las FARC cometen crímenes similares en nombres de su ideología.

Por otra parte, la decapitación reciente de dos ciudadanos estadounidenses, James Wright Foley y Steven Sotloff, por parte de terroristas islamistas, está relacionado al fundamentalismo religioso.

Así, algunos crímenes nefastos contra el individuo o la sociedad son incitados por estructuras ideológicas, políticas o económicas que condicionan al individuo antes de que éste tome una decisión individual.