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Lunes, 2 de Diciembre del 2024
| 9:33 am

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“Cómo superar la muerte de un hijo”

Peerdida de un Hijo

No existe manera alguna de describir la magnitud del dolor que se siente tras la muerte de un ser querido y más aún cuando éste es tu hijo. Se inicia así un período de mucha tristeza y que vive varias etapas que terminan por sanar el alma, pero no borrar la pena. La muerte de un hijo debe ser una de las experiencias más devastadoras que una madre puede vivir y existen muy pocas posibilidades que logre salir adelante con mucha facilidad. Pareciera que entre madre e hijo jamás se cortara el cordón umbilical y la conexión fuera permanente, entonces al irse uno, se siente como si se desmembrara una parte de sí. Volver a caminar. El duelo afecta a todo el organismo, disminuyendo inevitablemente las fuerzas para seguir manteniendo la rutina diaria, el cansancio es mayor y disminuyen los deseos de hacer actividades en el día a día.

En esta etapa, cada persona lo vive de manera muy personal y con el tiempo que necesita. Lo importante es que se tenga el apoyo que se necesita para volver a caminar. Y hay que tener en cuenta que este proceso puede durar la vida entera, en el que será necesario aceptar lo sucedido y encontrar la paz para subsistir. Esta etapa, además, se caracteriza por el sube y baja de las emociones, lo que desgasta enormemente a la persona, dejándola extenuada para avanzar. Por ello, se recomienda vivir el día a día y tomarse la sanación con mucha calma, sin presiones y con el objetivo de reconciliarse con la vida otra vez.

Volver a caminar. El duelo afecta a todo el organismo, disminuyendo inevitablemente las fuerzas para seguir manteniendo la rutina diaria, el cansancio es mayor y disminuyen los deseos de hacer actividades en el día a día. En esta etapa, cada persona lo vive de manera muy personal y con el tiempo que necesita. Lo importante es que se tenga el apoyo que se necesita para volver a caminar. Y hay que tener en cuenta que este proceso puede durar la vida entera, en el que será necesario aceptar lo sucedido y encontrar la paz para subsistir. Esta etapa, además, se caracteriza por el sube y baja de las emociones, lo que desgasta enormemente a la persona, dejándola extenuada para avanzar. Por ello, se recomienda vivir el día a día y tomarse la sanación con mucha calma, sin presiones y con el objetivo de reconciliarse con la vida otra vez.

Cada año, el mismo dolor Pese a que puedas haber avanzado de maravillas durante muchos meses, no te asustes con las caídas abruptas y menos con las que serán inevitables, como las fechas de cumpleaños o aniversarios de muerte. En ese momento, el dolor volverá a aflorar con la misma intensidad, porque jamás se ha ido, sólo se ha aprendido a vivir con él. Como dice el proverbio chino, “no podemos evitar que los pájaros vuelen sobre nuestra cabeza, pero sí podemos evitar que hagan su nido en nuestro cabello”.