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Lunes, 2 de Diciembre del 2024
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Las diversidades forman parte de la vida

Por: Víctor Corcoba Herrero/ Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Diversidad

Vivimos en un mundo diverso, forma parte de nuestra propia existencia y de nuestra propia razónde ser. Pero todo ha de ser uno, porque además todo es único, pero no uniforme. Cada especie tiene suidentidad, cada latido también tiene su sintonía, y hasta cada ritmo tiene su pausa. Al final, todosformamos una naturaleza en un planeta vivo.

Precisamente, Naciones Unidas coincidiendo con el DíaInternacional de la Diversidad Biológica (22 de mayo), ha tomado como lema para este año, propiciar undesarrollo sostenible para el bienestar de los humanos. Resulta que más de tres mil millones de personas,según los datos de la citada organización internacional, dependen de la biodiversidad marina y de loslitorales para subsistir y otros mil seiscientos millones están en manos de los bosques. Por consiguiente, ladegradación de nuestro planeta y la pérdida de la biodiversidad, esencial para la subsistencia de susmoradores, amenazan el sustento de más mil millones de personas que viven en zonas secas ysubhúmedas.

Ciertamente, vivimos en un mundo cada día más inseguro, también por esa falta de protección aesa biodiversidad. En la mayoría de las veces, hablamos mucho pero hacemos poco. Hasta el mismo aguaes escasa, y la inseguridad hídrica no cesa de aumentar. No podemos ir contra la naturaleza, tenemos quecultivarla y retenerla, jamás descuidarla, forma parte de nosotros, aparte de sustentarnos, es nuestrohábitat, y ahí están las consecuencias de los cambios ambientales, que ya se sienten de modo dramático enmuchas naciones, y que nos recuerdan la gravedad de la dejadez y de la pasividad.

El tiempo paraencontrar soluciones globales se está agotando. Solamente podremos hallar procedimientos adecuados siactuamos juntos y unidos. Existe, por tanto, un claro, definitivo e improrrogable imperativo ético deproceder. La lucha será más eficiente en la medida que la respuesta sea colectiva, que supere intereses ycomportamientos egoístas, mediante una cultura solidaria, basada en el encuentro de esa diversidad y enel diálogo permanente con esa diversidad. Esta es la cuestión.

Sin duda, es desde esta pluralidad culturalcomo se pueden alcanzar todas las metas. Indudablemente, tenemos un patrimonio común que es de todos y de nadie en particular. El díaque aprendamos esta lección, la humanidad dejará de deshumanizarse. Por ello, considero, que hemos dehacer de la cultura una prioridad permanente en todas las naciones. Sólo así podremos avanzar y nodestruirnos.

También el 21 de este mes de mayo, conmemoramos el Día Mundial de la DiversidadCultural para el Diálogo y el Desarrollo. Naturalmente, esta celebración debe ayudarnos a comprender elvalor de esta multiplicidad natural, sobre todo para mejorar la convivencia y establecer pautas deentendimiento ante los problemas que genera esta variedad, tan distante en ocasiones, y sin embargo, tancomún en nuestras específicas existencias. La gran asignatura pendiente, en este sentido, es concienciar atoda la especie sobre la importancia de arroparse y entenderse. No cabe la exclusión. Esta diversidad nosenriquece y complementa.

Deberíamos empezar por ejecutar los derechos humanos. Estoy convencidoque la unión sería más fácil. Este vínculo entre la diferencia y los derechos humanos, a mi juicio, esprimordial para vivir en esa unidad, y máxime para poder vivir en armonía en un mundo globalizado.Por desgracia, los grandes poderes destructores seguirán intentando demoler toda esta diversidad,puesto que es el símbolo de la autonomía del espíritu, de la dignidad humana y de la creatividad infinitade todo ser vivo. No tiene sentido, luego, ni las divisiones y mucho menos la uniformidad.

Cada uno hade ser como quiera ser, eso sí respetando los derechos humanos en todo momento. En consecuencia, estasvoraces fieras, verdaderamente adoctrinadas contra su propia especie, deben saber que la destrucción delas culturas es un auténtico crimen contra su específico linaje. No podemos continuar bajo las directricesde esta decadencia, precisamos la estabilidad y el desarrollo; y, por ello, la cultura en su fructíferavariedad, posee un valor inherente tanto para el progreso de la especie como para su cohesión armónica.

No nos confundamos. Es hora de actuar, con la fuerza precisa y necesaria, no sólo para un bienestareconómico, también para desarrollarnos afectivamente, conciliando posturas y reconciliandodivergencias.