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Lunes, 2 de Diciembre del 2024
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Mundos destructivos y destructores

Por: Víctor Corcoba Herrero/ Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Mundos destructores

Hay un mundo pasivo, que no acierta a defenderse con la razón y ensaya todo tipo de armascomo autodefensa, o quizás como venganza o hasta divertimento, mientras también hay un mundo sincorazón dispuesto a destruirse, sin importarle nada. Tanto es así, que desde que en 1945 se llevaron a cabolos primeros ensayos nucleares, no cesaron de realizarse pruebas de todo tipo, sin prestar mucha atencióna sus efectos devastadores sobre la vida humana.

Considero, por tanto, que sería muy bueno al cumplirselos setenta años desde el comienzo de esta nefasta era nuclear, y haciendo coincidir este aniversario con laonomástica (29 de agosto: Día Internacional contra los Ensayos Nucleares), se reconsiderase el Tratado de Prohibición Completa, para que pudiese entrar en vigor un instrumento fundamental, después de casi dosdecenios de que se negociara, por ser jurídicamente vinculante y verificable para limitar el desarrollocuantitativo y cualitativo de este tipo de tormentos tan destructivos como destructores.

Tan solo desde laconfraternización se puede generar otro clima más esperanzador y menos frustrante, por lo que convienerecordar que uno somos para todos y también todos somos para uno y, por eso mismo, educar reeducarse en no considerar al prójimo un enemigo o un adversario al que destruir, si no alguien próximo,ha de ser nuestra permanente lección de convivencia.

No olvidemos que cuánto más se arman los países, más se acrecientan los peligros de guerra, quede algún modo hallan su aliento precisamente en este tipo de artefactos; sin embargo, cuanto másdisminuyen los arsenales bélicos, menos se atiza la tentación de valerse de ellos.

A propósito, reconozco que me impresionó hace días que un grupo de jóvenes, denominados poetas por la paz reivindicase através del verso el desarme del mundo y concentrasen toda su energía en el reencuentro del ser humano consigo mismo, libre de ataduras, poniendo el acento en los principios éticos y en la estética del camino atrazar. Al final yo le propuse que se denominasen poetas por el desarme. El mundo les necesita, y tanimportante como avivar lo armónico, es apagar esta filosofía armamentística que lo que hace es gene- rarespacios i n - seguros. La paz, como decía uno de los poetas intervinientes, es la confluencia de sentimientos poéticos.

De modo que si los esfuerzos de reducción de los armamentos y el posterior desarme total novan conducidos de manera relacionada por un enderezamiento moral, o si quieren versátil, estándestinados de antemano al fracaso. De ahí la importancia de esta siembra de versos, emanados decorazones jóvenes, con deseos de embellecer el hábitat, pero también con la necesidad de gritar para que disminuyan las desigualdades clamorosas y la justicia gobierne más allá de los lenguajes. Si en verdad se quiere otro mundo más unido, inevitablemente hay que luchar por la rectitud.

Pero para este combate únicamente es preciso un deseo definitivo de unidad, de concordia entre unos yotros, en los que encontramos no enemigos o contrincantes, sino personas a los que socorrer y amar. Pordesgracia, seguimos sufriendo los efectos de las guerras. El ser humano aún no ha aprendido a renunciar ala vía de las armas, y no sabe, o no quiere por su particular egoísmo, recurrir al encuentro del otro con eldiálogo, la clemencia y la mediación. Es la única manera de despojarnos de este mundo destructivo y destructor.

Con frecuencia, Naciones Unidas nos llama a la conciliación, a redoblar los esfuerzos pararesolver diferencias a través del razonamiento, al tiempo que se abstienen de tomar cualquier medida queno sea propiciar el buen talante pacificador. Esta es la salida, y no la de las armas que imponen terror y destrucción. Por eso, aplaudo públicamente la voz de estos poetas jóvenes entusiasmados porembellecernos de pensamientos lúcidos, pues si los acuerdos internacionales son altamente deseables ynecesarios, también se precisa una humanidad que no muestre indiferencia, y reconozca en el otro un serdel que ocuparse y preocuparse, con el que colaborar para construir un mundo más habitable para todos.

Desde luego, ante una ideología de odio y exclusión capaz de derrumbarlo todo, como ha sidorecientemente la destrucción del Monasterio Mar Elián, ubicado en la ciudad siria de Al Quariatain, enHoms, por el grupo terrorista ISIS, lugar de peregrinación de la comunidad cristiana siria, no sirvesolamente la condena, hemos de ver la manera de que estos hechos no vuelvan a repetirse, puesto que unasociedad que se apoya en la violencia, aparte de deshumanizarse, se embrutece y aprovecha cualquierocasión para la venganza.