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Lunes, 2 de Diciembre del 2024
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Tanto la paz, como la convivencia, tienen una base poética

Por: Víctor Corcoba Herrero/ Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Convivencia

Apuesto por las alianzas mundiales, y no por las interesadas de ciertos grupos, que lo que menoscultivan es el amor como fundamento de sus existencias. Mal que nos pese, necesitamos sentirnosaceptados, queridos y sustentados, por estos caminos de la vida. Aparte de hallarnos para sentirnos vivos,ciertamente requerimos sostenernos en familia, tener linaje, vivir en filiación como referente y referenciadel camino, y así poder familiarizarnos con otras culturas, con otros modos y maneras de caminar, paraaprender unos de otros a cohabitar en ambientes más armónicos.

Por eso, me alegra infinito que Naciones Unidas haya optado este año 2015, para celebrar el Día Internacional de la Paz (21 de septiembre), bajouna llamativo símbolo (Alianzas para la Paz, Dignidad para Todos), en el que se pretende resaltar laimportancia de que todos los grupos sociales trabajen colectivamente para lograr la concordia entre laespecie humana. Desde luego, la labor de las organizaciones internacionales no sería posible sin lascoaliciones entre gobiernos, asociaciones del sector privado y sociedad civil, los grupos religiosos y otrasorganizaciones no gubernamentales necesarias para que la convivencia mejore cada día, pues no está la felicidad en vivir, sino en saber simpatizar para convivir.

A partir de septiembre de 1982, venimos celebrando esta apuesta por la paz y a mí ,personalmente, esta fecha me interroga ante la multitud de contrariedades que llevamos consigo. Con lo armónico, algo con lo que todos ansiamos coexistir, pasa lo mismo que con el amor, se habla mucho, peroen realidad nos mueve más el interés que otra cosa. Todo decimos querer la paz y se fabrican más armasque nunca. Seamos coherentes. Busquemos la unidad sin temer a la pluralidad. Respetémonos. Solo eso. A veces, buena parte del mundo, tiene más necesidad de respeto que de pan. Las cuerdas que nos amarranson como alianzas que nos unen, en realidad son hilos de necesidad, que hemos de avivar comenzando por respetarnos a nosotros mismos.

De ahí; que tanto la paz, como la convivencia, tengan una basepoética. Con razón, la poesía, nos alienta y nos alimenta, nos asombra y nos sorprende, al igual que unmelódico pentagrama en el corazón de las gentes. Es cuestión de guardar silencio para sentirnos unidos. Comprometámonos a vivir en la poesía, a enseñar a nuestros hijos el valor del ser humano, como el poema más perfecto, y a entonar el abecedario de la consideración por el prójimo como algo próximo. Sería un buen recomenzar con los deberes. Cada poema es único, igual que cada ser humano, también es único. En cada poesía late, conmayor o menor intensidad, la búsqueda y el sentimiento.

Si la búsqueda nos hace seres pensantes, elsentimiento nos mueve el intelecto. En consecuencia, pienso que el odio, o la misma venganza,únicamente pueden cohabitar por una incomprensión natural de la vida. Precisamos, sin duda, que laformación gobierne nuestros andares. Nada es más importante que la educación para sentirse adaptado alo mundial y, de este modo, construir sociedades pacíficas. Precisamente, hace unos días me decía unamaestra, que le había preguntado a sus alumnos sobre su objetivo en el nuevo curso. Todos indicaban queaspiraban a las mejores calificaciones. Sin embargo, ningún alumno advertía que quería ser mejor cadadía. Todos querían saber más, pero ninguno quería ser mejor compañero.

Como me indicaba la educadora, su clave no es tanto enseñar como despertar la ilusión por aprender más allá de unos simples contenidos,y en este sentido, me subrayaba, el desvelo de obtener lo mejor de sus alumnos, haciéndoles personas debien, o sea de valores, con el deseo de convertirlos en buenos ciudadanos en el futuro. Verdaderamente hoy se enseña lo más inverosímil, obviando de los planes educativos lo que esfundamental para la vida, y es que aún no hemos aprendido el sencillo arte de convivir. También se hablamucho de educar para la convivencia, pero se instruye para la competitividad, para la lucha con el contrincante, haciendo de la existencia más una selva que un paraíso.

Y es, en este estado de salvajismo, donde cada cual hace lo que le viene en gana, porque tampoco se educa para adquirir conciencia de lajusticia. Así no se puede avanzar humanamente, en la medida en que nadie se considera parte de lacomunidad mundial, sino parte de un campo de batalla en el que hay que salir a ganar siempre.