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Lunes, 2 de Diciembre del 2024
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Liderazgo de la mujer vs. Síndrome de Maripili

LIderazgoFemeninoCuando las mujeres empezaron a ocupar puestos de alta responsabilidad a partir de los años 70, accedieron al poder imitando en su mayoría el liderazgo masculino. El mayor exponente lo tenemos en Margaret Thatcher, Primera Ministra del Reino Unido entre 1979 y 1990, que era conocida con el apodo “La Dama de Hierro”. En realidad, la reciente película protagonizada por Meryl Streep suaviza exageradamente el personaje, al que todo el mundo tenía miedo.

Vivimos un momento en el que las mujeres llenan las universidades y obtienen las mejores calificaciones, y además están plenamente integradas en la vida laboral. Pero esto no es suficiente para que desaparezcan las diferencias salariales ni para evitar que la cuota de Directivas y no digamos ya de Consejeras siga siendo muy baja respecto al número de varones. Es hora de romper nuestro “Techo de cristal”.

¿Qué está impidiendo el Liderazgo de las mujeres?

Tras un proceso socio-cultural de miles de años en el que las mujeres estábamos llamadas a servir al hombre y a la familia, no es de extrañar que aún nos queden muchas creencias y barreras por superar, relacionadas con nuestras parcelas de poder. Las mujeres siempre nos hemos valorado según el amor, es decir, quienes y cuanto nos quieren. De ahí que nuestro principal problema sea el miedo a no sentirnos queridas, que nos impulsa a tratar de agradar a los hombres. Esto nos deja “fuera de juego” en lo que se refiere a las relaciones sociales, tradicionalmente masculinas, que son en definitiva las relaciones de poder.

Qué es el síndrome de Maripili

En 2004, Carmen García Ribas acuñó el término “síndrome de Maripili” para definir los síntomas que sufrimos las mujeres debido a nuestra carga cultural y social: 1. Miedo a no complacer 2. Miedo a no ser queridas 3. Miedo a no cumplir los estereotipos 4. Miedo al éxito 5. Autosabotaje Todo esto nos lleva al llamado “Techo de cristal”, que nos impide seguir progresando en nuestra carrera profesional a partir de determinado punto.

¿Cómo marcamos cada una nuestro “Techo de cristal”?

Pues depende, algunas dejando la carrera para dedicarse a los hijos, otras auto-boicoteando su carrera para dedicarse a “algo menos estresante”, otras se las ingenian para dejar de ascender… Para cada una es diferente, pero nos ocurre a la mayoría, y lo más grave, de forma inconsciente. Aunque sí tenemos un denominador común: el Estrés crónico.

Cómo superar el síndrome de Maripili

Lo primero es ser conscientes de esa carga cultural que nos acompaña y el Estrés que añade al ya existente en el trabajo, la casa, la familia… En realidad no se trata de que tengamos menor resistencia al estrés que nuestros compañeros varones, el problema es que añadimos estrés extra a nuestra vida laboral. Entender que tiene solución. Tan pronto como tomamos consciencia de las cosas, tenemos la posibilidad de ponerles remedio. En este caso, entendiendo que “Ya soy querida por mucha gente”, no necesito esforzarme en que me quieran en el trabajo. Cuida también el miedo a no cumplir los estereotipos, tratando de “ser tú misma”.