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Lunes, 2 de Diciembre del 2024
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Aquel que busca siempre halla

Por: Víctor Corcoba Herrero/ Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Al que busca

Somos gentes de palabra y de memoria, de historias y de caminos, de mirar hacia atrás y de vernos haciaadelante, como buscadores, en espera de llegar o encontrar algo, aunque sea a nosotros mismos para encarar unporvenir reencontrándonos. Esta es la cuestión, intentar crecer con la vida, dejándonos explorar por la liturgia de losacontecimientos, con el valor y la paciencia precisa, sin miedo, por muy pesada que sea la carga, o los airesatmosféricos de la incertidumbre. Quizás tengamos que pararnos, reflexionar sobre tantas divisiones, ya no sóloeuropeas, también americanas, donde faltan liderazgos que nos aglutinen y serenen. Sin embargo, nos sobrancampañas difamatorias, especialmente en las redes sociales, que todo lo socavan y destruyen.

Deberíamos, pues, adquirir todos una mayor responsabilidad conciliadora, de abrir caminos coherentes con nuestra propia identidadhumanista. El deterioro humano no puede seguir por más tiempo, es preciso activar el entorno y también a la personaen su integridad. El mundo ha entrado, a través de los discursos políticos cotidianos, en un periodo de profundafluctuación, con numerosos actos de xenofobia, llamadas al racismo y a la discriminación religiosa, acaba dedenunciar la oficina de Derechos Humanos de la ONU; solicitando 253 millones de dólares a la comunidadinternacional de donantes, para defender las garantías básicas y evitar conflictos.

Por consiguiente, más que avivar lavida económica-social de los privilegiados, hemos de activar derechos, comenzando ante todo por el derecho a unaexistencia armónica, donde unidad y diversidad sepan complementarse y confluirse. Los gobernantes, desde luego,tienen que pensar mucho más en ese bien colectivo que nos universaliza como especie, en la tutela de una verdaderajusticia social y en la cimentación de menos muros y más abrazos de corazón, lejos de intereses respectivos y deegoísmos contrapuestos. Para desgracia nuestra, hemos perdido el desarrollo del propio deber d e servicio y la- moralidad en la gestión desinteresada y transparente del poder. Todo está más bien corrupto, por lo que es menesterrestaurar diálogos con fortaleza, paciencia y perseverancia.

Lo que no podemos es guardar silencio. En las enseñanzasde búsqueda, ya sean vividas o sufridas, seguramente hallamos respuesta a muchos interrogantes.Tampoco es fácil conversar en un mundo achicado por el tiempo, frecuentemente dominado por la técnica,en el que se multiplican los caudales del desconcierto, la tristeza y la soledad; máxime, cuando el futuro anda enmanos de la inseguridad, que impide tener sosiego. De ahí surgen, con frecuencia, sentimientos melancólicos decongoja que lentamente pueden conducirnos a la impotencia.

Ahora es el momento de tomar impulso, y es por eso,que se requiere altura de miras y análisis de caminos recorridos. Únicamente, desde la verdad, podemos conquistar elbien y reconciliar posturas. Personalmente, pienso además, que nunca es tarde para inquirir un mundo mejor y máshabitable, si en el empeño ponemos esfuerzo y constancia. En este sentido, la Agenda 2030 se centra, precisamente, en la educación de calidad y el aprendizajepermanente para todos con objeto de que cada mujer y cada hombre puedan adquirir las aptitudes, los conocimientosy los valores necesarios para llegar a ser todo lo que desean y participar plenamente en la sociedad. Esto es algoespecialmente significativo para las niñas y las mujeres, así como para las minorías, los pueblos indígenas y laspoblaciones rurales.

Así se refleja en el Marco de Acción Educativa 2030 de la UNESCO, una hoja de ruta para laaplicación de la Agenda 2030 en la que se fomenta el pleno respeto hacia el uso de la lengua materna en la enseñanzay el aprendizaje y la promoción y preservación de la diversidad lingüística, puesto que si queremos asegurar que losprincipios de los derechos humanos tengan un impacto real en el espíritu de las personas, hemos de respetar susauténticas raíces. Sea como fuere estamos predestinados a entendernos y a aportar cada cual su impronta cultural, sin dejar anadie rezagado, pues el futuro no se puede construir para unos pocos, sino para toda la humanidad que está llamada acoaligarse a ese orbe armónico que tanta placidez nos imprime.