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Lunes, 2 de Diciembre del 2024
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Indicios a los que estar atentos para detectar a tiempo trastornos de alimentación en adolescentes

Trastornos de alimentación

Lynda Kent tardó mucho tiempo en darse cuenta de que su hija de 19 años tenía un trastorno alimentario. Al final fue su otra hija la que le dio la voz de alarma: “Mamá, ¿es que no ves lo que está pasando?”.

Según los resultados de una encuesta reciente entre más de 2.000 adultos británicos, uno de cada tres no podía nombrar ningún indicio de un trastorno alimentario, y la gran mayoría, un 79% no podía mencionar ningún síntoma psicológico, como tener baja autoestima o una percepción distorsionada del peso.

El problema, según los especialistas, es que el escaso conocimiento de los indicios tempranos de enfermedades como la anorexia o la bulimia está vinculado a un retraso en el tratamiento, y eso aumenta el riesgo de que estos trastornos se vuelvan potencialmente letales.

Ahora, 15 años después de lidiar con la enfermedad de su hija, Lynda puede hablar por experiencia de cuán sutiles pueden llegar a ser los indicios más tempranos.

“Al principio no los ves. Algunos pueden ser cambios de humor. Mi hija se volvió muy reservada y muy callada”, cuenta. “Empezó a evitar la comida, a evitar decir la verdad sobre dónde había comido y a mentir. Por ejemplo, me decía “ya comí antes” o “me voy a comer con una amiga”, prosigue.

“Pero pasó mucho tiempo antes de que salieran a la luz los indicios más dramáticos”, admite quien llegó a pensar que su hija se iba a morir por el trastorno alimentario que sufría.

Los 6 principales indicios tempranos a los que estar atentos, según la organización sin ánimo de lucro Beat, que ofrece apoyo a pacientes con trastornos alimentarios, son:

La obsesión con la comida

Cambios en su comportamiento

Una visión distorsionada sobre el tamaño de su cuerpo

Que se sientan cansados con frecuencia o tengan dificultades para concentrarse

Que “desaparezcan” en el baño después de las comidas

Que empiecen a hacer ejercicio excesivamente

Según el director de Beat, Andrew Radford, cuando los adultos detectan esos indicios tempranos y los pacientes empiezan a tratarse pronto, tienen muchas más posibilidades de tener una recuperación prolongada.

“Si estás preocupado por un miembro de la familia, un amigo o un compañero, habla con ellos y anímalos a ir al médico o a algún servicio específico especializado en problemas alimentarios”, recomienda Radford.

Lynda dice que los padres y familiares deben saber que los pacientes con trastornos alimentarios pueden volverse muy herméticos en su afán por ocultar la dimensión de su problema.

“Se vuelven muy ingeniosos para que no los pilles, un poco como los alcohólicos. Así que se vuelven muy buenos en manipular la situación en la que están”, explica el experto.

Lynda recuerda una vez en la que le había dejado a su hija pollo en el frigorífico y para que pareciera que se lo había comido la adolescente separó la carne de los huesos pero no la comió sino que la tiró fuera de casa.

“Mientras no entiendes los trastornos alimentarios piensas que la solución están en hacer que coman, pero lo que necesita atención es la mente”.