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Lunes, 2 de Diciembre del 2024
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Vinculan la pérdida de sueño con cambios en las bacterias intestinales que altera el equilibrio

Sueno

Investigadores limitaron el sueño de nueve hombres sanos que tenían un peso normal para examinar la forma en que la pérdida de sueño afectaba a la cantidad de bacterias en el intestino.

Dormir demasiado poco altera el equilibrio de las bacterias en los intestinos, un cambio que se vincula con ciertas afecciones metabólicas, incluyendo la obesidad y la diabetes tipo 2, muestra una investigación reciente. En el estudio, investigadores europeos limitaron el sueño de nueve hombres sanos que tenían un peso normal para examinar la forma en que la pérdida de sueño afectaba a la cantidad de bacterias en el intestino. Durante dos días de seguido, los hombres solo durmieron cuatro horas por noche. El estudio mostró que la diversidad de las bacterias intestinales no cambió, pero la pérdida de sueño sí alteró el equilibrio de los grupos existentes de bacterias.

Los resultados del estudio aparecen en una edición reciente de la revista Molecular Metabolism.

Esos cambios son parecidos a algunas de las diferencias observadas en las personas obesas en comparación con las de peso normal en otros estudios, señaló en un comunicado de prensa de la revista el autor principal del estudio, el Dr. Jonathan Cedernaes, de la Universidad de Uppsala, en Suecia. Los participantes privados de sueño también eran un 20 por ciento menos sensibles a los efectos de la insulina. Esa hormona pancreática ayuda a regular los niveles de azúcar en la sangre, encontró el estudio.

“Pero esa reducción en la sensibilidad a la insulina no se relacionó con las alteraciones en la microbiota intestinal tras la pérdida de sueño”, dijo el primer autor del estudio, Christian Benedict, profesor asociado de neurociencia de Uppsala.

Esto sugiere que los cambios en las bacterias intestinales quizá no representen un mecanismo central a través del cual una o varias noches de falta de sueño reduzcan la sensibilidad a la insulina en los humanos, añadió Benedict. Los autores del estudio dijeron que se necesita más investigación para evaluar la sensibilidad a los efectos de la pérdida de sueño y la forma en que afecta al funcionamiento del cerebro y a la salud metabólica.

“Se necesitarán intervenciones del sueño más largas y más grandes para investigar hasta qué punto las alteraciones en la microbiota intestinal podrían mediar en las consecuencias negativas para la salud atribuidas a la pérdida de sueño, como el aumento de peso y la resistencia a la insulina”, planteó Cedernaes.